
Oratorio San Gildar
Situada a 400 m. al sur del centro de Escazú se erige la casa de la familia Marín Badilla. Este lugar cobra relevancia los sábados que anticipan al Domingo de Ramos, ya que por tradición en ella tiene lugar la vela del Señor del Triunfo, quien al día siguiente, montado sobre el lomo de un burro, entrará triunfante a la iglesia de San Miguel.
Es bien conocido que en los orígenes de este cantón existieron oratorios y uno de ellos se situó en casa de Andrés de Salazar, ya que para 1711 Monseñor Benito Garret y Arlovi amenazaba con penas de excomunión a los moradores de Costa Rica, ya que muchos no oían la misa.
Dicha tradición se mantiene en la familia. Una de las últimas en fallecer fue Anita Marín León hija de Elías Marín Araya y Maclovia Badilla León, quien recordaba datos de su familia y el motivo por el que decidieron construir un oratorio. Encontramos que todo nació a partir de un sueño que tuvo la señora Nicolasa Solís de León, en eI que eI mismo San Gildar le hablaba y le pedía una capilla para su
veneración. Como era una católica devota y conocida en Escazú, no 10 pensó dos veces y, con permiso de las autoridades eclesiásticas, designó un lugar de su casa como oratorio. La imagen del santo la mandó a traer a Alemania y la familia se encargaba de hacer grandes fiestas para las diferentes devociones de este pueblo, donde no se dejaban de lado las novenas acompañadas de la música de las marimbas y el estruendo de la pólvora.

Datos esenciales
Arquitectura:
Colonial
Ubicación:
400 metros sur de la Iglesia de San Miguel Arcángel de Escazú
Uso actual:
Habitacional y Religioso
Materiales:
Madera, adobe, zinc
Estado:
Bueno, con restauraciones

Un dato valioso es que doña Nicolasa Solís Castro había sido bautizada en 1837 como hija de Leandro Solís y de Antonia Castro, contrayendo matrimonio con Francisco León Delgado, “el recordado don Pancho León”, quien fallece en 1895 y doña Nicolasa lastimosamente en 1904. La casa está construida con la técnica del adobe, siendo gruesos y pesados largueros los que dan solidez a la estructura, en la cocina un enorme y esplendoroso fogón de leña, adornado con las típicas ollas y cafeteras pintadas en blanco de loza y otras golpeadas.
Trinchantes, mesas, puertas, ventanas, camas, roperos, por mencionar algunos objetos que engalanan su interior y en su gran solar el viejo horno, las pilas, molejones y animales de crianza que dan aire de campo al lugar. Es sin duda que su mayor tesoro es el oratorio o capilla, donde sus enormes puertas de madera delimitan el lugar sagrado de la casa común, embellecido con un altar elaborado en madera, cuadros sobre la vida y muerte de Cristo, su madre y los santos, bancas, barandilla, candeleros e imágenes crean la atmosfera perfecta de un sitio de recogimiento.
De la imagen original de San Gildar se desconoce su
paradero, fue llevada a la parroquia para la restauración de su altar y oratorio, ya que por muchos años se encontró olvidado. Se le veía con un libro en su mano y en la otra un báculo, conservando puro sus colores originales. Hoy solo nos quedan las fotografías, herencia de esta familia y sitio de gran importancia religiosa para Escazú.














